Cuando las personas que queremos han marchado para siempre y han dejado un enorme vacio en nuestro interior, tenemos que cerrar los ojos y sacar al exterior todos esos momentos que tenemos guardados en el corazón, momentos que para siempre perdurarán y que son inolvidables.
Cuando esa enorme tristeza nos engulla y su halago nos queme como cruel caricia de una lengua de fuego, cerremos los ojos y recordemos el brillo de sus miradas, la fuerza de sus sonrisas, todo el amor que nos daban...
Cuando la añoranza nos aprete fuerte el cuello y sintamos que nos falta el aire y creamos que no vamos a poder continuar, cerremos los ojos y recordemos el aroma que tenían, la suavidad de sus dedos al tocarnos, lo protegidos que nos hacían sentir y lo maravilloso que era el saber que ellos... ellos nos amaban por encima de todas las cosas.
Cuando pensemos que nuestro dolor es tan sólo nuestro, cerremos los ojos y saquemos fuerzas de las estrellas para poder compartirlo, decirlo en voz alta, sin temor, sin vergüenza, e intentemos llorar unas lágrimas atrapadas con los que te cuidan, quieren y, ahora, protegen.
Porque los que se han ido lo han hecho para no volver pero nos han regalado su dulce y más tierna compañía, hemos disfrutado de sus palabras, de sus sueños y de sus vidas.
Y eso... eso no tiene precio.
(Esta actualización y, sobre todo, la canción, son para mi muy, muy querido y entrañable hermano pequeño, J. Nunca olvides que siempre estamos ahí, a tu lado, para lo que necesites, pidas o quieras).
4 comentarios:
g.r.a.c.i.a.s. os quiero.
;)
Creo que urge una "llamada del mes", algo anticipada...
Roddo, ayer te estuvimos llamando pero no hubo manera, y después gastamos el saldo de la tarjeta hablando con Perú!!!
Bueno, ya nos encontraremos!!
*****xxxxxxxx****!!!
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