Noches mágicas de octubre estamos pasando, noches únicas e inolvidables a la luz de montones de pequeñas velas diseminadas por doquier que iluminan nuestros rostros, nuestros rostros sonrientes y relajados.
Noches de mismísimo verano en la antigua Barcelona o en el orgulloso Sabadell, noches de terraza, cenas y charlas, noches de encuentros, de reencuentros y de lazos que se aprietan, de lazos que aún más se estrechan.
De cómo veinte mil soles peruanos se pueden convertir en millones, pero millones de besos y abrazos, en millones de confianzas encontradas, de miradas unidas y de corazones a un tiempo.
Disfrutando cada minuto, cada hora del crepúsculo para dar paso a unas noches únicas y verdaderas, una noches especiales,reconfortantes..., para poder sentirse en familia, en íntima armonía con mis hermanos (¡juntos por fin!), para regodearse en esos instantes que algún día se repetirán...
Octubre nos ha tendido ambas manos, octubre nos está regalando un pequeño verano para que nunca olvidemos todo lo que estamos viviendo, pasando y acariciando.
Noches de octubre con mi novio, con mi hermana, con mi hermano, con mi cuñada, con la luna llena y las estrellas, allá en lo alto, brillando.
Y la luz tenue de las velas parpadeando.
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:)
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