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jueves, 26 de mayo de 2011

La princesa principesa


Las princesas existen..., pero no las princesas de ahora, sino de esas princesas de cuentos, de ritos, de antiguas leyendas...

Las princesas de tierna mirada y sonrisa de fresa, existen..., existen porque a veces las veo coger el metro, o marcar la tarjeta en la máquina del bus o incluso tomando el sol en la playa para no verse tan pálidas y que las confundan con turistas suecas.

Las princesas de risas calladas y de vestidos que al caminar suenan a ese ruido tan gracioso y que hace "frú-frú" existen..., aunque alguna vez me las he encotrado en el "Zara" o en el "Lefties" comprando en las rebajas ropa moderna para lucirla por la noche en Barcelona, Sitges, Lorca, Menorca o Eivissa...

Las princesas existen, y no quiero que me lo discutan porque tengo un millón de pruebas: lloran en el cine al ver una peli de amor, van al súper a hacer la compra de la semana (las más atrevidas lo hacen por internet), se cortan el pelo en la pelu del barrio, asisten de manera muy seria y formal a la Uni o incluso trabajan y cotizan en la Seguridad Social...

¿Qué cómo lo sé...? Pues porque mi mejor amiga es una princesa de cuento, es una princesa de colores chillones y vainilla, es una princesa moderna y actual que estudia mucho para terminar la carrera (una carrera bastante extraña, por cierto), y que encima trabaja en una especie de fundación con la que se gana la vida y así puede hacer la compra semanal. Tiene un pórtatil y un iPhone en el que lleva toooda su vida metida, le encanta llenar los armarios de ropa nueva (y no tan nueva) y tiene un novio (con el que vive) que es tan alto que cuando me cuelgo de su cuello para darle un beso y saludarlo ¡me siento cómo el péndulo del reloj!

Mi amiga es una princesa de cuento de hadas porque se lo ha ganado, se lo ha ganado a la vida, luchando mucho, llorando mucho, bebiendo mucho (eso los fines de semana), arriesgando mucho y pidiendo poco. Porque, ¿sabéis?, mi amiga principesa pide más bien poco, no agobia a los demás con sus cosas, no le gusta ser el centro de atención y..., y aún así, todo el mundo se fija en ella, todos quieren estar con ella y todos se sienten inmensamente felices de ser amigo de ella.

Porque mi amiga la princesa moderna es buena. Es buena por dentro y por fuera, es buena de corazón, sonrisa y alma. Es buena cuando te cuida porque te sube la fiebre a más de 40 y decide llamar a una ambulancia para que te lleven al hospital y te curen, aunque sean altas horas de la madrugada. Es buena porque cuando te mira con sus ojitos llenos de música y mar te sientes querido, amado y, de la forma más tierna, acunado. Es más que buena porque te quiere y te mima sin condiciones, sin quejas, sin problemas, de forma sencilla y sincera..., pero a veces se olvida un poco y no encuentra tiempo para un café o un paseo o una charla por teléfono. Pero no pasa nada porque es una princesa moderna buena y, encima es mi amiga, y para colmo es un despiste..., y se le perdona todo. Porque cuando tú lloras ella llora contigo, cuando tú ríes, ríe contigo, cuando vas a un concierto de Lady GaGa viene contigo, y salta y baila y grita y chilla y jalea y abraza y disfruta con todas las ganas, ¡viva Lady GaGa!

Porque mi amiga, la princesa, lo comparte todo, te dá lo que necesitas y no espera nada a cambio. Es una princesa pelirroja buena, a la que le gustan os gatos, París, "Amèlie", viajar y soñar. Y es mi amiga, la princesa.

Me encanta tener como mejor amiga a una princesa, pero no una princesa de telediario, o de Mónaco o de los Países Bajos, no, no..., una princesa del metro, que va en moto, que lleva zapatos de colores y que siempre se olvida algo. Es mi principesa de cuento, con la que cuento siempre y con la que siempre cuento.
Porque la adoro. Porque la quiero. Porque es un pilar, también, en mi vida.

Y como todas las princesas de ensueño tiene un príncipe azul que le ha dado toda la felicidad posible y que ha convertido los días en aventuras llenas de alegrías, que la cuidará hasta que la eternidad decida...

Esa es mi Lily, la princesa principesa que se viste con elegancia cuando hay una gran cena, que es "castellera", que vive en un barrio mediterráneo y que es una amiga intensa y verdadera.

Las princesas existen, princesas de cuento y modernas, princesas que trabajan y que cada finde salen a bailar y a disfrutar.

Y si no te lo crees, te presento a mi princesa principesa cuando tú quieras...

T'estimo principesa meua.

Per a tú, perque sé lo molt que t'agrada, oi??:

6 comentarios:

Roddo dijo...

Uhm... Entonces es todo un honor que la princesa pelirroja se haya dignado invitarme a ser amigos!

Me alegro que tengas y puedas disfrutar de tu princesa. Yo aquí también tengo la mía... y quien sabe, quizás algún día podamos tener a toda monarquía juntas. :-)

Desde aquí reciban una gran abrazo, la princesa y todos sus basallos cercanos.

P.S. La princesa va a sorprenderse mucho en unos días más, cuando desde la exóticas y remotas tierras del sur reciba...

genestel dijo...

¿Se sorprenderá...?Ya me dirá qué es la sorpresa!

La verdadqes que tengo mucha suerte de tenerla...

Un abrazo.

Lovelyfran dijo...

Yo no tengo una princesa en mi vida, pero sí varios príncipes que participan de mis alegrías y de mis penas. Y también un rey en casa que me conoce como nadie y que aún así carga conmigo, con mis virtudes y mis defectos. No me puedo quejar, vamos. Por lo demás, viva la república ;)

genestel dijo...

Je,je...

También yo tengo al ray de la casa ¡qué me aguanta con una santa paciencia!Pero mi princesa principesa es lo más bonito, dulce y tierno qué pueda existir en el Universo!!Espero que la tengas ya en tu Facebook!!

Y me consta que la princesa principesa se ha pasado por aquí, ocuerre qué e stan y tan tímida!

petonets!!

Anónimo dijo...

Más que timidez es mudeza...cualquier agradecimiento que pueda escribir se quedará corto y no significará nada. cualquier cosa añadir será un estrobo...
Ya sabes lo importante que eres en mi vida y no me cansaré de repetirte que TE ADORO!

Petonets molt grans!

Tu principesa

genestel dijo...

No hace falta agradecer nada de nada puesto que la realidad es la pura evidencia, principesa mía.
No hace falta que estés muda pudiendo decir lo que te apetezca aquí, principesa.
Nada de lo que dices o haces es un estorbo para mi, lo sabes bien...,y decirte que también yo te adoro, pricipesa meua!