¡Escuadrón al rescate!

Y esta señorita gatuna es nuestra Nua. Ahora ya os conocéis.
Resulta que Nua lleva un par de meses de los nervios, y no es para tomárselo a risa porque la cosa se estaba complicando bastante. Pasó la verbena de St. Joan (San Juan) y la locura de los petarnos empezó a afectarle por vez primera (porque en los años anteriores ni se inmutaba), pero esta vez se quedó algo tocada, pero no hicimos mucho caso ya que su caracter es bastante "salvaje".

Entonces pronto vino la revacunación, y eso es algo que la estresa mucho, y enseguida el traslado..., y esto ya fue el detonante. El apartamento donde vivíamos era su casa, su feudo, su territorio y ella disfrutaba de lo lindo allí, y al llegar aquí, se encontró con una casa mucho más grande, con dos terrazas abiertas del todo y con acceso a los tejados...

Y un día no pudo más, estalló y su agresividad fue potente y bestial, tanto que le cogí bastante respeto, pero como no nos amedrentamos ante nada en esta vida, la llevamos al Hopital Clínic Veterinari de la Universitat (Hospital Clínico Veterinario de la Universidad) y allí le diagnosticaron un estado grave de ansiedad y estrés, cosa que en un gato es bastante peligroso. Las etólogas (que se ocupan del comportamiento animal) nos dieron unas pautas que seguimos a rajatabla y ahora parece que Nua se siente mejor, más feliz y contenta, con seguridad y, sobre todo, está aceptando la nueva casa como su hogar y territorio.

Tanto es así que se pasea por todos los tejados y terrazas, se sube a altísimas chimeneas para mirar a la luna y a los murciélagos volar, se va a investigar..., pero siempre se queda donde nos pueda ver...

Pero esta mañana, temprano, nos han despertado unos maullidos de terror y hemos salido de la cama sobresaltados hasta la terraza y ¡zas!, doña Nua se había quedado en un hueco de un tejado vecino a bastantes metros y no sabía cómo volver a casa. Sus lamentos eran brutales y nos miraba aterrorizada deseando que fueramos a buscarla pero eso era imposible.

Cada vez se estaba poniendo más y más nerviosa, así que veteli (muy decidido él), se ha acercado todo lo posible y con voz suave la ha comenzado a calmar (yo me he quedado en la retaguardia). Nua le miraba "llorando" a gritos y veteli le indicaba cómo volver. Parece mentira pero ella a empezado a seguir sus indicaciones y, a pesar de sus temblores y poca seguridad, unos 40 minutos después veteli la ha podido coger y traerla sana y salva utilizando como reclamo un juguete que tiene (una simple cuerda trenzada larga) y que le dá mucha tranquilidad..., y creemos que eso ha sido lo que le ha dado fuerzas para no "mirar abajo".

Todos hemos respirado tranquilos, y Nua se ha tumbado en el suelo de la habitación llenita de temblores, jadeando y con la lengua fuera. ¿Habrá aprendido la lección...?

Desde luego que en casa ¡no tenemos tiempo para aburrirnos!

Pero Nua..., Nua es un sol, traviesa, pero un sol después de todo.

Nota: para casos similares, tan sólo tenéis que llamar al escuadrón de rescate y ¡allí iremos!